Cuando ví estas preciosas pecheras amontonadas en una pequeña tienda de objetos antiguos de Bhuj supe que tenía que hacer algo con ellas. Y todo fluyó.
A los pocos días encontré, o me encontró a mi, un viejo mercader en el desierto de Kutch. Llevaba una telas fascinantes, algodones rústicos, hermosos, teñidos a mano... Después de varios chai fuertes, calientes y picantes como el mismo desierto, después de intercambiar sonrisas, pues era el único idioma que ambos compartíamos, hice una selección de las telas y ambos continuamos nuestro viaje.
Ya tenía los dos elementos. Ahora solo necesitaba el artesano o artesana que diera forma a la idea. Y fluyó.
Ya en Ahmedabad contacté con un amigo de viajes anteriores, Jeem, que sabiendo que estaba unos días en la ciudad me insistió e que cenara en su casa. Sentados en el suelo de su cocina, que a la vez es salón y dormitorio... Entre curry, daal, arroz, y bajra naan que hicieron especialmente para mi sabiendo que no puedo comer trigo, ví en una esquina una maquina de coser antigua, de esas de pedal y hierro. La mujer de Jeem me explicó que solía coser ciertos encargos en casa y así se cerró el círculo.
Le expliqué mi idea, hice varios bocetos en un papel. Le dije que queria un vestido libre, con mucho tejido, con protagonismo de las pecheras. Y me entendió....
Esta es la historia del Nomad dress. Un vestido para sentirte libre, viajera. Pensado a media pierna para poder meter algo debajo o llevarlo solo, un vestido para disfrutarlo...
Cada pieza es única
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